Descubrió Mariana la triste realidad de Esteban Barba, quien fuera exhumado y llevados sus restos a su lugar de origen, acción realizada por Carlos Quintero. El sufrimiento de ver vacía la tumba de quien amara tanto le hizo ver su realidad, iniciando así la búsqueda de su pasado, encontrando su verdad, sus vástagos, y a su exesposo, a quien pudo perdonar.
Finalmente, después de haber hecho un recorrido por cada uno de los lugares donde tuvo lugar el sufrimiento vivido, libres de todos esos fantasmas que las acosaban, llegaron a vivir felices y tranquilas en esa isla que inicialmente no tenía nombre y a donde Mariana llevó el progreso. Ahora en compañía de su hija Alondra y su yerno, vivía Mariana e Irene juntas, cada quien esperando de la vida lo mejor, aun siendo el sufrimiento su esperanza. Así estuvo Mariana frente al mar del caribe, evocando el pasado y llamando a su amado, Esteban.